Ayer estuve viendo “Siempre a tu lado. Hachiko”, mi madre fue a verla al cine cuando la estrenaron y me decía que fuera a verla que me iba a gustar, pero yo sabía que no iba a poder, así que lo fui dejando, lo fui dejando hasta que ayer la vi en casa.
Es una historia conducida por los personajes (así que el ritmo es totalmente diferente a las películas de acción que tan acostumbrados estamos), su fotografía, aunque bonita, no es lo más, los personajes son correctos, la BSO es dulce y melancólica, todo el rato con un simple piano… es bonita, pero no es la película del año, lógicamente, sin embargo, me ha llegado al corazón.
El protagonista es un akita, una raza japonesa, y aunque yo no tenga ese perrito, no podía dejar de acordarme de los míos, sobre todo de Kevin, un pastor belga precioso y buenísimo, con unos ojos muy similares a los de Hachiko, porque como dice David Mamet, vamos al cine para recordar y sentirnos identificados.
Durante la película me salía la sonrisilla tonta al ver al perro hacer monerías y se me escapaban algunos “ohhhh” súper agudos. He de decir que han hecho un gran trabajo con los akitas que han interpretado a Hachi.
Cuando la historia da un vuelvo de 180 grados empecé a llorar (que conste que el cine cuando fue mi madre a verla todo el mundo lloraba a moco tendido, e incluso el más fuerte que intentaba aguantarse acabó con lagrimillas en los ojos), y cada vez que veía a Hachiko esperando en la estación, cada vez más viejo, y cada vez con una mirada más profunda y triste no podía evitar seguir llorando.
Lo bonito que tiene esta historia es que ocurrió realmente en Tokio, pero no solamente ha existido la historia de Hachiko, ha habido más casos de perros que esperan y esperan para estar siempre al lado de esa persona.
Es una película que nos muestra las pequeñas cosas de la vida, que realmente no son tan pequeñas, los lazos que podemos llegar a tener con nuestros compañeros (animales o personas) y que muchas veces no valoramos como es debido. Esta historia nos habla de la fidelidad, la lealtad y el cariño… y aunque no tenga grandes efectos especiales, ni un guión buenísimo y retorcido, la recomiendo, eso sí, tened a mano pañuelos y chocolate, porque os va a hacer falta.
Os dejo con el trailer de la película:
Y os dejo una entrevista a Richard Gere sobre la película (en los últimos minutos habla del trabajo de los perros y de cuando leyó el guión):
Es una historia conducida por los personajes (así que el ritmo es totalmente diferente a las películas de acción que tan acostumbrados estamos), su fotografía, aunque bonita, no es lo más, los personajes son correctos, la BSO es dulce y melancólica, todo el rato con un simple piano… es bonita, pero no es la película del año, lógicamente, sin embargo, me ha llegado al corazón.
El protagonista es un akita, una raza japonesa, y aunque yo no tenga ese perrito, no podía dejar de acordarme de los míos, sobre todo de Kevin, un pastor belga precioso y buenísimo, con unos ojos muy similares a los de Hachiko, porque como dice David Mamet, vamos al cine para recordar y sentirnos identificados.
Durante la película me salía la sonrisilla tonta al ver al perro hacer monerías y se me escapaban algunos “ohhhh” súper agudos. He de decir que han hecho un gran trabajo con los akitas que han interpretado a Hachi.
Cuando la historia da un vuelvo de 180 grados empecé a llorar (que conste que el cine cuando fue mi madre a verla todo el mundo lloraba a moco tendido, e incluso el más fuerte que intentaba aguantarse acabó con lagrimillas en los ojos), y cada vez que veía a Hachiko esperando en la estación, cada vez más viejo, y cada vez con una mirada más profunda y triste no podía evitar seguir llorando.
Lo bonito que tiene esta historia es que ocurrió realmente en Tokio, pero no solamente ha existido la historia de Hachiko, ha habido más casos de perros que esperan y esperan para estar siempre al lado de esa persona.
Es una película que nos muestra las pequeñas cosas de la vida, que realmente no son tan pequeñas, los lazos que podemos llegar a tener con nuestros compañeros (animales o personas) y que muchas veces no valoramos como es debido. Esta historia nos habla de la fidelidad, la lealtad y el cariño… y aunque no tenga grandes efectos especiales, ni un guión buenísimo y retorcido, la recomiendo, eso sí, tened a mano pañuelos y chocolate, porque os va a hacer falta.
Os dejo con el trailer de la película:
Y os dejo una entrevista a Richard Gere sobre la película (en los últimos minutos habla del trabajo de los perros y de cuando leyó el guión):
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